ENTONCES ABRE LA VENTANA...

Eso de las disculpas es una cosa seria: no todos los seres humanos tienen la capacidad de reconocer errores y disculparse con quien ha fallado (hasta con uno mismo). Y la verdad es que soy bien orgullosa y no cedo tan fácilmente aún cuando hay veces que no tengo la razón. Es de esas “áreas de oportunidad” como le llaman los psicólogos, que debo de trabajar más, sobre todo porque los corajes o resentimientos que guarde, me hacen más daño a mí, que a la persona con quien tuve una diferencia o me enfadé.

Hoy recibí respuesta a un email que había enviado hace dos semanas. Pensé que el contenido sería más duro, pero volviéndolo a leer percibo “vale-madrismo” por parte de una disculpa que yo había emitido. Confieso que me dolió leer eso. Mi orgullo ha sido golpeado e independientemente de mi amor propio, lo que más me duele es que de esas pocas veces que “cedo” para pedir disculpas se lo toman a la ligera. A lo mejor es que ando más sensible por aquello del embarazo, quién sabe…

Lo mejor que puedo hacer es tomar la misma actitud indiferente, digo, no se merece ya nada más. Hay gente que de plano no aprende a perdonar y por ello sus vidas son insatisfechas e incompletas. Hice lo que tenía que hacer (cuando era la contraparte quién debería haber dado el primer paso ya que no fui yo la del error), así que me siento en paz. Como se dice coloquialmente "ya de tu parte no quedó..."

Le agradezco a Dios que las cosas se hayan dado de esta manera aunque me duela. Bien dice la frase “aprendemos una nueva cosa cada día”. Esta seguramente fue la lección de hoy.

Gracias también daré nuevamente a los amigos, que han estado conmigo aún y cuando cometemos errores garrafales, ya que se ha tenido la confianza (misma que se ha brindado) para decirnos en qué estamos bien o mal…

Y seguimos aquí de pie :)

Al momento de escribir esta entrada, sonaba esta canción:
http://www.youtube.com/watch?v=oQCipWYLsPk